José Antonio (Pepillo) Salcedo : Biografías Dominicanas
En el rosario estelar de los patriotas que llevaron a cabo la gesta de La Restauración, la más completa epopeya militar de los dominicanos, figuran de manera permanente en artículos, reseñas y ensayos de aquel singular episodio, los nombres de Santiago Rodríguez, Benito Monción, José Cabrera, Pedro Pimentel, Gregorio Luperón, Matías Ramón Mella, Benigno Filomeno de Rojas, Ulises Francisco Espaillat y otros como Francisco del Rosario Sánchez y sus compañeros de la expedición de la Regeneración Dominicana, a los que se suma el del ilustre patricio Juan Pablo Duarte, quien viejo y enfermo, desde Venezuela, retomó a la patria a ofrecer sus servicios por la causa de la Independencia Nacional.
Muchos héroes de aquel entonces permanecen olvidados. Pero entre ellos el más notable por sus antecedentes, los servicios prestados y su dramático y trágico fin, José Antonio Salcedo, mejor conocido con el apodo de Pepillo, es el ejemplo más conmovedor. En ninguno de los próceres de La Restauración cobró el destino mayor cuota de sacrificio, que en este valiente veterano de la Guerra de Independencia que había participado en varios combates, alcanzando por su valor y arrojo en la batalla de Sabana Larga, librada contra los haitianos, el rango de Coronel del Ejército Libertador. Entre los soldados de la Restauración, Pepillo Salcedo se identifica como un caso excepcional.
José Antonio Salcedo nació en Madrid en el año de 1816.
Sus padres españoles criollos oriundos de Santo Domingo, se trasladaron a España en el año de 1815 en pleno período de la “España Boba”. José María Salcedo y Luisa María Ramírez de Salcedo, vivieron corto tiempo en Europa. Regresaron a América y se establecieron por breve tiempo en Cuba, luego retomaron al país, específicamente a la región Noroeste residiendo cerca de la ciudad de Montecristi. Su padre era un acomodado comerciante dedicado al corte y venta de maderas preciosas y a la cría de ganado vacuno. En el medio rural de la región, creció y se hizo hombre Pepillo Salcedo, asistiendo al pueblo de Montecristi a recibir enseñanza escolar.Desde niño Pepillo reveló ser dueño de un enérgico carácter, agresivo y con dotes de mando. En su adolescencia estuvo un tiempo recibiendo instrucción en un colegio de la ciudad de Santo Domingo, lo que le permitió tener en el orden educativo, un nivel por encima de los jóvenes y hombres de la región noroeste, a la que regresó cercano a la edad de 25 años, donde contrajo matrimonio con Agueda Rodríguez. Se instaló definitivamente en el paraje de Estero Balsa, cercano a Puerto Juanita, por donde realizaba embarques de madera, negocio que había heredado de su padre y que lo convirtió en un próspero negociante.
En su región fue soldado de vanguardia en defensa de la Independencia frente a Haití y como Lugarteniente del General Tito Salcedo, con quien no tenía parentesco cercano, dejó fama de hombre de acción, arrojado y buen jefe de tropa. A sus condiciones de guerrero, Pepillo agregaba una atractiva presencia física: de piel blanca, rubio, de ojos azules, de musculatura recia, pequeño de talla, era hombre abierto y simpático, aunque en ocasiones, como era el decir de la época, de “temperamento sanguíneo”. Buen jinete y conocedor de la región en la que trabajaba, recibía el respeto y aprecio de los que lo conocían. Su liderato económico y social era incuestionable.
Durante el mes de febrero de 1861 el General Hungría, que había sido jefe de Pepillo en la batalla de Sabana Larga, junto a otros militares dominicanos y oficiales españoles que se encontraban en el país, recorrían la Línea Noroeste recogiendo firmas para apoyar la anexión a España. Hungría hizo comparecer a Pepillo ante su persona en el poblado de Guayubín. Salcedo cuando estuvo frente a Hungría no quiso desmontarse de su caballo, conociendo para lo que había sido llamado. Cuando Hungría le pidió que firmara el documento Pepillo, con ruda firmeza, le respondió: No puedo aceptar con mi firma la anexión, puesto que soy un soldado de la Independencia, en la guerra por la Patria serví a usted con gusto pero en esta cesión no le acompaño.
Al terminar estas palabras con la decisión que era característica de su persona, sin despedirse, clavó su caballo y salió del pueblo. Al momento de emprender la marcha a la salida del lugar, venía una tropa española marchando al toque de trompetas y redoble de tambores, el caballo de Salcedo se espantó con el ruido y le tumbó. Encarándose al Coronel que comandaba la unidad militar, lleno de cólera le dijo: Malditos españoles, hasta mi caballo los odia.
A partir de ese momento y consumada definitivamente la anexión, las autoridades españolas le hicieron la vida imposible a Salcedo. Tiempo después en un corte de madera de los varios que tenía fue atacado por uno de sus peones y Pepillo, en legítima defensa, apuñaleó al agresor quien murió poco tiempo después. Las autoridades le hicieron preso acusándolo de un crimen que desde el punto de vista jurídico no tenía justificación. Detenido en la Fortaleza de Santiago, Pepillo se fugó en los días en que se iniciaba el levantamiento del 16 de agosto de 1863. Se presentó a los patriotas que encabezaban el movimiento Restaurador en la Villa de Guayubín y se sumó al ejército en el inicio mismo de la nueva guerra de Independencia. Participó en varios combates y fue uno de los jefes militares que sitió la ciudad de Santiago, obligando a las tropas españolas, después del incendio de la Villa, a retirarse hasta Puerto Plata.Sus condiciones innatas de guerrero, su ilustración, su carisma, y el valor que había demostrado en el campo de batalla, lo hicieron acreedor por sus compañeros de armas para ser promovido y elegido a la presidencia de la República recién restaurada. José Antonio Salcedo, conocido popularmente como Pepillo, fue el primer presidente del Gobierno Restaurador.
Como contrapeso a sus cualidades de hombre de acción, Salcedo carecía de poder de decisión y cuando su carácter se violentaba era caprichoso y agresivo. La autoridad y el respeto que había ganado en el campo de batalla los fue perdiendo por sus decisiones impulsivas, que no correspondían a las funciones que con energía y seriedad, estaba obligado a ejercer la figura política y militar más importante del Gobierno Restaurador. La oficialidad subalterna terminó, consternada, confundida, desobedeciendo sus órdenes. Y los adversarios que se multiplicaron de inmediato, lo acusaron de “baecista” o sea seguidor de Buenaventura Báez, y de mantener una actitud pasiva frente a los españoles, que perseguía entenderse con ellos excluyendo la condición de la soberanía absoluta de la República. El 10 de octubre de 1864 fue derrocado y hecho prisionero por un movimiento popular encabezado por Gaspar Polanco y apoyado por la mayoría de los jefes militares Restauradores. Gregorio Luperón fue encargado de su custodia y recibió instrucciones de sacarlo del territorio nacional a la mayor brevedad posible, por algún punto de la frontera con Haití.Las autoridades haitianas se negaron a recibirlo en su territorio porque sospechaban de sus simpatías por Báez, quien entonces ostentaba el título de Mariscal del Campo de los ejércitos españoles, razón por la cual los haitianos lo veían como un enemigo de la Restauración y, en consecuencia, de la soberanía de Haití. Pepillo fue trasladado a Guayubín con la intención de esperar una goleta que debía llegar a Puerto Blanco, hoy Luperón, para embarcarlo rumbo a Inglaterra. Detenido en el Cantón de La Jabillas, fue requerido por el Coronel Agustín Peña Masagó quien tenía instrucciones secretas del Presidente Gaspar Polanco.
Trasladado a la costa, cerca de Puerto Plata, en el Paraje de Maimón, Pepillo fue informado por el oficial jefe de la escolta que debía ser fusilado, por orden escrita, en ese lugar. Pepillo, hombre de incuestionable valor, no hizo ningún gesto visible de protesta o de rechazo a lo que sabía era su trágico destino.
Antes de su ejecución entregó a un
soldado del pelotón de fusilamiento
encargos para su mujer que vivía en
Guayubín. Ese soldado, con algo más de 20
años, se llamaba
Ulises Heureaux, alias Lilís. En la
Playa de Maimón, fusilado por razones que
históricamente no tienen explicación, a
los 48 años de edad, murió José Antonio
Salcedo, Prócer de la Independencia y de
la Restauración, otro de los grandes
héroes olvidados de nuestra historia.
Fuentes Inéditas : http://www.quisqueyavirtual.edu.do/wiki/Pepillo_Salcedo
Cuatriboliao :
Gregorio García Castro : Nació en la Sección de Pontón, La Vega el 17 de noviembre de 1936. Fueron sus padres Israel García y Ana Dolores Castro, personas de escasos recursos económicos. Desde muy joven se inclinó al periodismo y trabajó como reportero para los diarios "La Información", de Santiago y en Santo Domingo para "La Nación" y "El Caribe."
Narciso González : Era una figura muy conocida en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en donde fue catedrático de la facultad de Humanidades y en la cual estuvo siempre haciendo vida diaria y participando, desde muy joven, en movimientos revolucionarios.
Antonio de la Maza : Antonio de la Maza, hijo del General Vicente de la Maza quien participó junto a Ramón Cáceres, Horacio Vásquez y Ramón de Lara en el ajusticiamiento del dictador Ulises Heureaux (Lilís) y fue inicialmente opositor del régimen
Sagrario Ercira Díaz : (Ciudad de Barahona, 25 de diciembre de 1946 - Santo Domingo, 14 de abril de 1972) fue una dirigente estudiantil dominicana. Fue dirigente de la Facultad de Economía del "Frente Universitario Socialista Democrático" (FUSD) y representante estudiantil en el Consejo Técnico y la Asamblea de su Facultad
Orlando Martínez Howley Se trató de un crimen político con características de asesinato de Estado, planeado y ejecutado (en un periodo de ejercicio del terror político), desde las altas esferas policiales-militares del régimen balaguerista de los doce años 1966-1978.
Mamá Tingó , nació el 8 de noviembre de 1921, hija natural de Eusebia Soriano. Fue bautizada en la parroquia Espíritu Santo de esta comunidad de Villa Mella, el día 6 de diciembre de 1922. Contrajo matrimonio con un campesino llamado Felipe con el cual procreó una familia.
Sociedad Secreta La Trinitaria , El 16 de julio de 1838 convocó Duarte a sus discípulos para constituir, bajo la adveración de la Virgen del Carmen, cuya festividad se solemnizaba ese mismo día, la sociedad patriótica «La Trinitaria». El sitio escogido para la reunión fue la casa de Juan Isidro Pérez de la Paz, acaso aquel de los ocho elegidos que amó más tiernamente a Duarte, la cual se hallaba situada en la calle del Arquillo o calle de los Nichos, frente al antiguo templo de Nuestra Señora del Carmen y contigua al hospital de San Andrés.
Loma Miranda : Es un montículo del extremo nororiental de la cordillera Central, considerado el segundo asiento más importante y valioso de la isla La Española, según la Comisión de Ciencias Naturales y Medio Ambiente de la Academia de Ciencias de la República Dominicana.
La fortaleza de la villa de la Concepción : fue construida bajo las órdenes de Cristóbal Colón en el 1494. El objetivo de la misma era fijar un centro económico-militar para dirigir la explotación de las riquezas de esta región. Una vez terminada la fortaleza se levantaron los edificios que constituyeron la Villa de la Concepción.